Durante el proceso nos llamó la atención que los clientes quisieran una fachada oscura. Y descubrimos por qué: su perro, al rozarse con las esquinas, acabaría pronto o tarde ensuciando la superficie de la vivienda. Por lo que les propusimos integrar un zócalo porcelánico más alto de lo habitual (de 1m de altura), que les permitiera tener una casa blanca y sin ninguna mancha.