La Casa de los Almendros

UbicaciónValencia
Superficie452 m²
Año 2019
FotógrafoGermán Cabo y Alfonso Calza

Colindando con una extensa pinada, la nueva casa se integra en la naturaleza local para fundirse en ella

El concepto de esta vivienda parte de la idea de preservar el antiguo campo de almendros sobre el barranco fluvial en el que se asienta el proyecto. Por eso, desde su fase inicial, la arquitectura se destinó a generar lazos con el paisaje, añadiéndole especies autóctonas de bajo mantenimiento y pavimentos filtrantes para facilitar el paso de las aguas.

A lo largo de un recorrido de plantas aromáticas, el acceso a la casa se realiza desde un portal principal, confeccionado en madera, cuyo hall conecta y divide a la vez los volúmenes de la planta baja.

Entre ellos está el garaje, recubierto de un muro opaco de piedra natural, la zona de día y los dormitorios secundarios, acompañados de grandes ventanales que permiten filtrar la luz sin mermar la privacidad, gracias a sus lamas metálicas.

La zona de día se trata del corazón de la vivienda: allí se reúne el salón, el comedor y la cocina en un mismo espacio, situado entre los volúmenes de la planta baja y justo debajo del de la primera planta, conectando ambos niveles con una doble altura iluminada cenitalmente.

En esa estancia vital se conjuga la entrada de luz al salón desde el sur, filtrada de nuevo por las lamas metálicas de un gran ventanal, con la luz del norte que llega al espacio de la cocina, además de una iluminación cenital adicional. Con dicho juego se consigue que el núcleo de la casa esté enlazado con todas las orientaciones de la parcela.  

Como valor añadido, una línea horizontal recorre el vacío a doble altura: se inicia en la losa que vuela sobre el salón y acaba en la escalera de hierro, que se erige como una escultura conformada por una vela de acero con escalones volados. La escultura, bañada por la luz cenital, actúa de filtro visual entre el espacio de la cocina y el del salón, unificando y diferenciando usos al mismo tiempo. 

La estancia de la primera planta está presidida por otro gran ventanal, con iluminación del sur, y una gran terraza que ofrece vistas a la pinada oeste. Se concibe como un rincón familiar destinado al relax y la lectura. 

Al final del recorrido de la planta baja, cruzando la zona de día, aparece el último de los volúmenes de la casa, y también el más privado: allí diseñamos el dormitorio principal en formato suite, integrándole un vestidor propio. 

En su conjunto, el proyecto se esbozó en base a su contexto, de modo que la iluminación y las vistas a la vegetación colindante representaran, en cualquier punto de la vivienda, un elemento más del interiorismo. 

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